
Nuestro equipo afronto un nuevo reto en este camino de aprendizaje y formalizo su inscripción en la V Ronda Hotel Olimpo. ¿Realmente sabíamos donde nos habíamos metido? Creo que no, al poco de formalizada, empezamos a tener noticias de cuan dura era esta prueba, a manos de un buen compañero y amigo, con dilatada experiencia como copiloto en pruebas de regularidad, Gorka Rodríguez. El error o acierto ya estaba hecho, solo quedaba aprovechar el evento para seguir aprendiendo…. cuan cierto puede ser el dicho “Con sangre, la letra entra”.
Con la ilusión que caracteriza los inicios en cualquier especialidad, el equipo LanZero, con Ricardo al volante, Jesús de copiloto, Joserra como asistencia y faltando Asier, el otro componente del equipo de asistencia, se dirige hacia la localidad de Quejo, al norte de Cantabria y perteneciente al municipio de Arnuero, donde se ubica el Hotel Olimpo, sede de esta prueba. Recomendable la visita a esta pequeña localidad costera donde la tranquilidad reinante, una preciosa línea de costa y el trato exquisito que el equipo de este hotel rinde a sus visitantes, hacen de la estancia una cura de relax y reposo.
Formalizada ya nuestra participación, en modalidad Mitic dada la juventud de nuestra montura, y calibrados nuestros aparatos (En este tipo de pruebas no es muy recomendable asistir Sin Instrumentos sin una dilatada experiencia) utilizamos el tiempo libre tanto para realizar los últimos preparativos, como para relajar cuerpo y mente, algo harto difícil para nuestro copiloto en quien ya comienza a aflorar sus demonios. A las 22:55 nos dan el banderazo de salida figurado, sea dicho de paso, pues cierto es que los primeros participantes tienen el honor y privilegio de iniciar singladura bajo la figura real de este banderazo, pero pasados un numero “X” de participantes este bonito y simbólico gesto desaparece, dando una cierta apariencia de menosprecio hacia parte de los participantes, el cual se sabe de sobra no es real, sino cansancio comprensible del responsable de dicho gesto. Reclamo pues desde estas líneas el derecho de esos dorsales altos a recibir la salida como merecemos, en igualdad de condiciones.
Por incierto que parezca, poco hay que contar de este tramo, el cual fue a la postre uno de los mejores de todo el rallye. La salida la tomamos bien, intentamos en todo momento seguir la media, conseguimos terminar a pocos segundos de penalización respecto del primero y parecía teníamos dominados los demonios.
El tercer tramo supone nuestra debacle y fin en esta primera etapa. Transcurridos un buen monton de kilómetros topamos con una referencia con varias indicaciones de carretera laterales que no debían ser tomadas, siendo eso si obligado tomar la ultima a la izquierda. Hoy por hoy todavía no me explico como con esa referencia tan clara, tomamos la decisión sin el menor atisbo de duda, de hacer lo completamente contrario a lo indicado, cogiendo la derecha y realizando por lo tanto 9 kilómetros en dirección contraria hasta darnos cuenta en la siguiente referencia del tremendo error cometido. Ya lo decía, durante esos nueve kilómetros, nuestra chica del Tomtom “de la vuelta en cuanto sea posible”, pues ni cochino caso a lo nuestro como quien no quiere la cosa. Una pena, hasta ese momento habíamos completado un tramo con poca penalización pero al tragarnos uno de los controles nos cayó el máximo. Decidimos sacrificar el siguiente tramo, al cual no llegábamos, e intentar reiniciar recorrido en alguno otro, por lo que dejo el volante en manos de Jesus buscando que se relaje un rato. Aun así transcurrido parte del recorrido el malestar físico vuelve a hacer acto de presencia, por lo que el equipo toma la mejor de las decisiones posibles, dar por perdida esa etapa y retornar al hotel.
La noche pasa y ya de mañana planificamos el día que queda por delante frente a un buen desayuno. Entendemos que en esta fase de aprendizaje y dada la dificultad que esta prueba ya entrañaba por la ingente cantidad de cruces, lo mejor era realizar una navegación lo más correcta posible y olvidarnos de las medias exactas, intentando yo llevar la media en velocidad.

Si esta era una prueba difícil y dura en gran medida lo era por la ingente cantidad de cruces habidos e inventados. Perdónenme pero no recuerdo el tramo concreto, mi copiloto me marca cruce izquierda tras paso de ermita y el menda hace el cruce. He aquí una lección clave de navegación que pondré en negrita para que sea apuntada por todo aquel que quiera iniciarse en esto del “copilotaje”:
Siempre llevar constancia, sobre todo de la distancia, de una referencia por delante de la buscada
¿Esto que quiere decir?, muy sencillo, cuando buscamos una referencia siempre hay que ojear la distancia a la siguiente, pues esta puede ser una corta distancia de la anterior y quizás no nos de tiempo a leerla cuando ya nos la hemos pasado. Y eso nos paso, tras el cruce a la izquierda al de 10 m había que volver a hacer izquierda y aunque nos dimos cuenta pronto de la colada, teníamos tres coches detrás para hacer maniobra, lo cual implica tiempo perdido. Retomada ya la buena senda vuelve a mandarnos izquierda, esto es, simplemente había que dar la vuelta a la ermita para volver al mismo sitio en el que habíamos empezado el bollo. Para mayor caos no podíamos continuar ya que el otro participante de Escudería Nervión, Ramón Marijuan, estaba en medio de la calzada intentando entender el galimatías. El tema no acababa ahí, en el último tramo y tras escasos 200m del inicio del mismo, la organización vuelve a inventarse cruces donde no los hay y nos hace realizar un mismo bucle por dos veces para volver a la misma carretera. Muy Señores míos, que su rallye ya tiene suficientes cruces sin tener que inventarlos, tranquilamente podrían denominarla RONDA DE LOS MIL Y UN CRUCES.

Queda ya solo felicitar al equipo de OUVREUR por una prueba a nuestro modo de ver perfectamente orquestada, difícil de llevar a cabo no solo por la competición en sí misma, sino por lo caprichoso del tiempo en estas alturas del año, dura donde las haya pero de las que hacen afición y de las que si podemos en el futuro no nos gustaría perdernos.
Muchas gracias al equipo Ouvreur y a todos los participantes que hacen de estas pruebas unas reuniones donde lo de menos es la competición y donde lo más importante son las relaciones humanas.
Ricardo Pérez
Piloto Equipo LanZero
Fotografias Jose Ramon Darriba