
Dada mi experiencia y sobre todo conocimiento de lo que se cocina en estos lares, optamos por montar Terratrip y salir con instrumentos, pues de lo contrario es muy fácil perderse sin hacer mucho y buen trabajo.
A todo ello debemos sumar el estreno de un nuevo copiloto, cuyo honor a recaído en nuestro mecánico Asier Tellitu, como recompensa por el buen trabajo que esta haciendo. Siendo sinceros, el hasta ahora legitimo dueño, debió sentir un ligero sentimiento de usurpación del trono y no fue para menos dada la buena actuación del estrenado. Yo empezaría a temblar jijijijijiji.
Tras varios días preparando el equipo de medición, el viernes 6 se procede a calibrar el mismo, es decir programar el terratrip y ajustarlo a la medición de la organización. Por supuesto no todo va a ser perfecto, una vez montado se prueba con la rueda levantada y todo funciona a la perfección, o al menos así lo parecía porque salimos a carretera y para nuestra sorpresa el equipo no mide. Vuelta al taller y desmontar la rueda, se prueba y…. ¡¡Funciona!! Se monta la rueda se prueba y….
El sábado 9 salimos hacia Igorre animados y contentos para formalizar nuestra participación realizando tanto las verificaciones administrativas como técnicas. Por cierto, mientras se formaba el equipo de asistencia, honor que esta vez recaía en Jesús y Joserra.
Va llegando la hora de iniciar nuestro periplo e incursión en esta modalidad, siendo las 10:46 de la mañana el momento en que tomamos la salida de la prueba. Que cosas, si el inicio fuera premonitorio poco diría de nosotros, en menos de 100 metros de recorrido ya estábamos perdidos, si señores en el segundo cruce, siendo la tercera
En el cuarto tramo nos damos cuenta que tenemos algún tipo de incidencia con el cronometro de pupitre, dado que cada vez vamos mas rápido pero debemos recuperar mas tiempo. En estas nos damos cuenta que el crono se queda en ocasiones congelado, como ya nos había ocurrido en la prueba anterior. Por lo tanto lo damos por perdido y vamos pensando como solventamos el siguiente, hasta llegar a la neutralización y solucionar el problema.
La solución pasa por poner en marcha un crono de mano, siendo muy engorrosa para el copiloto la manipulación de tablas rutómetro y crono. Vamos que si hubiera dispuesto de un tercer o cuarto brazo no habría tenido problemas. El quinto tramo lo solventamos con un buen recopilatorio de puntos.
El octavo fue el segundo de nuestros mejores tramos, el cual transcurrió sin incidencias y con un bonito cero en su tercer control.
Ya de lleno en el noveno tramo, el comienzo no podría haber sido mejor, sendos ceros en los dos primeros controles seguidos de un no menos despreciable dos. Pero una vuelta a recupera cuando vamos bien, tira por tierra ese buen comienzo no volviendo a recuperar media hasta casi el final del recorrido.
Con el décimo llego el caos. El comienzo del tramo fue de lo más normal, pero a medio recorrido hicimos caso omiso a la indicación del rutómetro, no tomando una desviación a la derecha. Totalmente perdidos retomamos recorrido gracias a las indicaciones de uno de los comisarios de carrera. El desastre estaba hecho y mas allá de no poder arreglar nada esta perdida provoca una llegada tardía a la salida del siguiente tramo. Concretamente llegamos a la hora en punto de salida al punto de salida, aquí tendría que haber hecho valer mi experiencia pero de ello me di cuenta
El último de los tramos fue muy normalito ya con el ánimo muy tocado por los dos tramos anteriores. Aquí el piloto recibió una sonora y merecida bronco, casi al final del recorrido entrábamos en un cruce, de frente un par de “buenos samaritanos” (Ambos compañeros participantes) nos indican muy efusivamente tomarlo a la izquierda cuando mi copiloto me indica hacer derecha. Yo entro en barrena y no se “pa onde” tirar, pues bien mi copiloto en un arranque de profesionalidad, dejándose la garganta en el empeño, me expela que aquí manda el y que tire a la derecha……. (Cada uno que ponga la palabrota que sigue).
Sobre la organización de la prueba, poco que objetar rutómetro bien elaborado, recorridos desconocidos muchos de ellos para mi y un ambiente muy cordial. Si algo se puede apostiyar seria la cantidad de comisarios que se encontraban en el camino que ayudaban demasiado, alguna muy profesional, cual soldado británico de la guardia real, ni decía ni insinuaba “na de na”, vamos que solo la faltaba el gorro negro ese de tres pisos y la casaca roja.
Esta nueva incursión se salda con una prueba mas finalizada sin incidencias, un 32 puesto en la clasificación, un poco más de conocimientos sobre este mundo, mas gente conocida, esto siempre es importante, y una nueva posibilidad de disfrutar de este mi sueño.
Saludos y hasta pronto